En una charla con su amigo Walt, mientras miraban Peñarol vs Aston Villa en Tokio, Dalí promete que si Peñarol sale campeón del mundo, nunca más se cortaba el bigote. Walt, por su parte, promete congelarse eternamente, hasta la próxima copa del mundo de Peñarol. (Ver la entrada “Sabías que...” sobre Walt Disney)
Su prolongado bigote es por lo tanto, un homenaje a la tercer copa del mundo carbonera.
Dalí junto a su amigo Walt Disney, yendo a Japón en barco (1982).
Los bigotes de Salvador Dalí. Un homenaje a los campeones del 82.
Fue un genio de su época, uno de los máximos exponentes de la pintura surrealista.
Estaba obsesionado con lo intangible y lo relativo del tiempo. Sus cuadros representan esta búsqueda, esta fascinación que sentía el artista por lo inexplicable de la realidad, del tiempo y el espacio.
La búsqueda lo condujo inexorablemente a Peñarol. La forma en que Peñarol daba vuelta los partidos y ganaba finales increíbles en el último minuto cuando parecía no haber más el tiempo, los milagros del 82, del 87, hasta del 8 contra 11, entre otras hazañas carboneras, cautivaron a Salvador. Fue sin dudas una confirmación de lo que sentía, de lo que pensaba acerca del tiempo.
Los relojes derretidos, uno de los temas más recurrente de sus geniales cuadros, son homenajes a cada una de las hazañas mirasoles.
Homenaje a al agónico gol de Diego Aguirre en la final contra el América de cali (1987)
La relación que encontró el artista entre Peñarol y lo relativo del tiempo lo cautivó por completo. En una de las paredes de su casa, el genio español escribió: serás eterno como el tiempo y florecerás en cada primavera.
Lo inexplicable apasionaba a Salvador. Tan es así que la rebeldía y la garra de los equipos mirasoles desvelaban al famoso pintor. En su casa, que luego fue museo, hizo colocar decenas de huevos gigantes, en clara alusión del “huevo” de Peñarol.
Pero Salvador era un excéntrico, un bromista y un provocador. Muchos críticos afirman que el genial artista quiso en realidad hacerle una broma al tradicional adversario, tratándolo de gallina por el clásico del 8 contra 11.
Uno de los huevos del techo del museo. Muchos críticos afirman que es en verdad una cargada.
De hecho, en la inauguración de una de sus más célebres galerías, Dalí ingresó con una gallina en el hombro, fiel a su excéntrico estilo.
El excéntrico pintor ingresando a la muestra de sus propias obras, con una gallina en el hombro.
Ese mismo día, los fanáticos del artista se encontraron con un cuadro inédito, llamado curiosamente "Carne de Gallina Inaugural".
Dalí era sin dudas un artista tan genial como provocativo.
Los expertos argumentan que este cuadro es prueba irrefutable del carácter provocativo del genio, que, según ellos, no dejaba pasar una oportunidad sin “cargar” a Nacional.
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