Nacida en Buenos Aires, Argentina, un 29 de julio de 1972, Narda Lepes es hoy una de las chef más reconocidas y populares de toda la región.
Descendiente de inmigrantes italianos, Narda se crió degustando platos típicos de su madre patria. A medida que fue creciendo, la pequeña Lepes comenzó a sentir que su vocación era la cocina. Motivada por este creciente interés y seducida por la riquísima tradición gastronómica italiana, Narda decide viajar al viejo continente y buscar trabajo en algún restaurante italiano.
Narda Lepes hoy. Una de las caras más populares del canal Gourmet.
Así es que, a la tierna edad de 16 años, viaja sola, con muy poco dinero pero su maleta llena de sueños, a la tierra de sus ancestros. Las primeras noches las pasa en un hostel en los suburbios de Roma. Allí pasa varias noches hasta que, buscando en los clasificados locales, observa un aviso donde se ofrecía una pasantía en un restaurante en las afueras de la capital italiana. El restaurante estaba en la pequeña localidad de Pinerolo, al noreste de Italia, en la frontera con Francia.
“Buscamos joven chef para pasantía en restaurante en el centro de Pinerolo. Deberá tener ganas de aprender, pasión por la cocina y mucho talento. Pero sobre todo, queremos a alguien con empuje, que se agrande en situaciones adversas, que deje el alma y el corazón”, rezaba el aviso.
Mapa que indica la ubicación de Pinerolo, a unos 40 km de Torino.
Cartel que indica la entrada a Pinerolo.
Algo en su corazón le indicó a la pequeña Lepes que ese aviso era para ella. Ilusionada, viaja a esta desconocida localidad y, luego de una corta entrevista donde le ofrecieron vino tinto, consigue el puesto.
Sin saberlo, Narda había empezado a trabajar en un restaurante con una historia muy especial. Fue fundado en 1721 por Juan Bautista Crosa, un humilde cocinero de Pinerolo, conocido por utilizar tres huevos en absolutamente todas sus recetas. De ahí su nombre: Ristorante Tre Uova, que en español significa “restaurante de tres huevos”.
Antigua fotografía de la barra del Ristorante Tre Uova.
Foto más reciente de Tre Uova, que corresponde a los años 30.
Poco después de fundar Tre Uova, Juan Bautista emigra a América huyendo de la guerra y dejando el local a cargo de sus hijos. Desembarca en Uruguay en 1765 y se instala en una zona rural en las afueras de Montevideo, a la que nombró con el mismo nombre de su ciudad natal: Pinerolo.
El resto de la historia es bien conocida por todos. La palabra se españolizó de inmediato, surgiendo así el barrio Peñarol, hasta que el 28 de setiembre de 1891 se funda el Club Atlético Peñarol, que lleva el nombre del barrio que lo vio nacer. http://es.wikipedia.org/wiki/Pinerolo#Curiosidades
Juan Bautista Crosa, el padre del barrio Peñarol, junto a las vías de trenes del barrio.
Foto actual del barrio Peñarol. Como es sabido, los colores de la institución derivan de los colores de las vallas de los ferrocarriles.
Esta fue la primera sorpresa que el destino le regalaba a Lepes: trabajar en el negocio familiar de los descendientes de Juan Bautista Crosa, fundador del barrio Peñarol y precursor del Club Atlético Peñarol.
Aun sin conocer esta increíble historia, la dedicación y creatividad de Narda hacen que se vaya afirmando cada vez más como chef del Ristorante Tre Uova. Sus dueños, los descendientes de Juan Bautista, se encariñan con la pequeña Lepes y le enseñan cientos de técnicas y recetas que la familia había guardado celosamente durante siglos. De esta forma transcurre la pasantía, hasta que pasados 6 meses, la pasantía se termina.
Foto actual del Ristorante Tre Uova. Priman los colores dorado y negro.
Lepes, entristecida por tener que irse pero enriquecida y renovada, decide volver a Argentina, su país natal, para aplicar todo lo que había aprendido.
Llorando, Narda se despide de Francesca, una de las bisnietas de Juan Bautista Crosa, jurándole que le estaría agradecida por siempre y que seguiría en contacto. Francesca, conmovida, no puede evitar contener su emoción y casi sin darse cuenta, le revela el secreto más antiguo de su familia.
“Nardita, quiero contarte un gran secreto”, le dice Francesca en un italiano de provincia. “Desde tiempos inmemoriales, nuestro restaurante ha estado vinculada secretamente a un cuadro de fútbol de sudamérica que probablemente conozcas. Se llama Peñarol. Desde que Juan Bautista, mi tátara abuelo y fundador de nuestro restaurante, desembarcó en Montevideo a finales del siglo XIX, hemos estado anónimamente a cargo de la cocina del club”
Entrada a Los Aromos, concentración de Peñarol.
Narda no acreditaba lo que estaba escuchando y quedó sin habla.
“Si quieres seguir en contacto con nosotros -prosiguió Francesca- sólo tienes que ir a las afueras de Montevideo. Ve a Los Aromos, la concentración de Peñarol, y pregunta por el “Loco Vinagre”, el cocinero. Es mi sobrino y nuestro contacto secreto. A través de Tito cocinamos para todo el plantel de Peñarol y secretamente también para varios restaurantes de Montevideo”
Dicho y hecho. Una emocionada Lepes se despide y vuelve a Buenos Aires, pero tal como le había indicado Francesca, no demora en visitar Los Aromos para encontrarse con el “Loco Vinagre”, apodado así por su costumbre de ponerle mucho vinagre a todas sus comidas pero cuyo nombre verdadero era Orlando Vittorio Marinelli.
Foto de Orlando Vittorio, alias el “Loco Vinagre” extraída de su blog. En los pasillos de Los Aromos existe el mito de que asesinó a varios hinchas albos con su cuchilla y que cocinó a uno de ellos. Lo cierto es que sus recetas son deliciosas.
Trapo de Orlando, el excéntrico cocinero de Los Aromos que siempre acompaña en la Amsterdam.
También conoce al cuerpo técnico, a los jugadores de Peñarol y a varios referentes de la Barra Ámsterdam, que la invitan a ver Peñarol vs. Cerro.
La hinchada la cautiva completamente. Tal es así que comienza una doble vida, donde públicamente es chef profesional de canales como Gourmet o Utilísima, pero secretamente se convierte en hincha rabiosa de Peñarol, socia y cocinera de Los Aromos.
Un fotógrafo aficionado captó a Narda entre la hinchada aurinegra en pleno centro bonaerense, con motivo del partido Peñarol Vélez.
Todos conocemos a la Narda que sale en la tele, pero pocos conocen su costado carbonero. Mezclando los conocimientos adquiridos en el Ristorante Tre Ouva con su creciente amor por Peñarol, Narda comienza a desarrollar platos originales y exclusivos en Los Aromos. Las recetas de Lepes, mezclaban de manera perfecta la tradición italiana con la filosofía carbonera.
Salvo la gallina blanca al horno, que se come dos veces por año, Lepes se las ingenia para utilizar sólo ingredientes amarillos y negros. Además, en homenaje a Juan Bautista, el fundador del restaurante donde Narda se inició profesionalmente, comienza a ponerle tres huevos a todas las recetas. Salvo en la preparación de la gallina blanca por supuesto, que como dice Orlando, nunca tiene huevo.
Gallina blanca al horno. No tiene huevo.
Pato Aguilera caramelizado con salsa de porotos negros, un plato original de Narda.
Bomboncito Antonio. Un exquisito confite con cobertura de crema amarilla y rayas de chocolate negro al que Narda bautizó con el nombre se su ídolo y amor imposible, el Tony Pacheco.
Arroz amarillo con azafrán y porotos negros. Un plato con muchas calorías que Narda prepara habitualmente antes de partidos exigentes.
Pasta negra con champignones y calamares amarillos.
Hasta en las picadas Narda cuida los detalles. Siempre cuida de servira las comidas amarillas en platos negros.
Increíble torta de cumpleaños hecha especialmente para Santiago, uno de sus hijos, acompañada con palitos de chocolate negro y yema con azúcar.
Impecable torta con forma de escudo diseñada por Narda para festejar los 7 añitos de Facu González, el hijo de Alejandro Gonzáles.
Emotivo regalo de Narda para Elio, histórico funcionario de Los Aromos, que cumplía 66 años.
Narda se hace cada vez más fanática de Peñarol. Se vincula cada vez más, de forma secreta pero estrecha, con la Barra Ámsterdam, para quienes cocina y prepara vino casero en casi todos los asados que se organizan.
Aprovechando sus cocimientos gastronómicos, Narda le da una mano a la Barra en una singular cargada a la gente de Nacional. Utilizando su técnica única para preparar helados, Narda creó 3 mil espectadores de hielo y los colocó en la Tribuna Colombes, simulando a la hinchada alba.
Lepes también conoce el costado popular de Peñarol y queda impactada. Así es que en 2010, también de forma clandestina, abre el Bar El Manya, donde cocina de forma anónima y gratuita para la gente más humilde.
Bar El Manya, ubicado en un humilde barrio montevideano.
El Tito Gonzalves y Obdulio Trasante, dos glorias vivientes compartiendo un truco con los parroquianos en el bar de Narda.
En la foto vemos a Leia, la primer hija de Lepes, en medio de dos pequeñas peñarolitas locales.
Actualmente Narda continúa siendo la cara visible de los principales medios argentinos, pero viajando secretamente todas las noches de la semana a Los Aromos para cocinarle al plantel y los fines de semana directo al estadio, donde tiene un lugar privilegiado en medio de la Ámsterdam.
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